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Poco antes de casarse, don Benicio construyó una casa en Envigado, en la calle distinguida, hoy, con el número 38 sur, entre las carreras 38 y 40. La casa era un magnífico ejemplar de la variante del estilo arquitectónico colonial de vivienda que se desarrolló en las poblaciones de la provincia de Antioquia.

 

La casa fue edificada en un lote de cerca de 100 Mts. de centro, que iba desde la calle 38 sur hasta la calle 39 sur de la población.

 

Las paredes de la casa eran de tapia pisada, de 0,65 A 0,80 mts. de espesor y de más de 5 metros de altura, aproximadamente; el piso era de ladrillo y el techo de tejas de barro. Las puertas y las ventanas eran enormes: la llave de la puerta principal medía más de 25 centímetros de longitud.

 

Al trasponer la puerta principal, se accedía a un ancho zaguán, en cuyo costado izquierdo se hallaba la puerta de una inmensa habitación, el “cuarto del Zaguán”, destinado a los huéspedes. El Zaguán conducía al patio principal de la casa. Este estaba cercado, por sus cuatro costados, por un amplio cláustro que, además de permitir la circulación, proporcionaba tranquilas áreas para el descanso. El patio tenía piso de pequeñas piedras redondas, “clavadas”, y albergaba un hermoso jardín en cuyo centro sobresalía un gran árbol de icaco que, además de embellecer la casa y refrescar el ambiente, producía ricos frutos para deleite de los niños que la visitaban.

 

Al ingresar por el zaguán se veía, al frente, en el correspondiente corredor del claustro, un imponente comedor, tapizado con papel de colgadura francés. Por la década de 1960, aún se conservaba un papel instalado a principios del siglo XX.

 

Además de la Sala, y del “cuarto del zaguán” la casa poseía otras tres habitaciones para la familia.

 

Del patio principal se salía por un pasillo que era prolongación del corredor sobre el cual estaban las habitaciones de la familia. Hacia el final de ese pasillo, a mano derecha, se hallaba una amplia despensa, en la cual se destacaban el filtro de piedra y las alcarrazas de barro para conservar fresca el agua filtrada.

 

El pasillo terminaba en el “patio de atrás” de la casa, en el cual se encontraban la cocina, y las habitaciones del servicio. Anexo a la cocina, había un horno de barro, en el cual se fabricaban el pan y la “parva” para el consumo de la casa. En este segundo patio se cultivaban plantas medicinales y aromáticas, además de otras ornamentales .

 

Al fondo del patio había una pared de tapia que lo separaba del “solar”. Por una puerta instalada en la tapia, se accedía a una gran arboleda, tan grande que llegaba hasta la calle 39 sur de Envigado. En el solar había naranjos, limoneros, mangos, madroños, papayos y una pequeña sementera….

 

En esta casa nacieron todos los hijos de don Benicio y doña Domitila, y fallecieron éstos; y en ella pasó su última enfermedad y murió Heliodoro Ángel Ochoa, esposo de Petronila . De las visitas que hizo esta época a Heliodoro - a quien profesaba especiales admiración y afecto - cobró inspiración Fernando González para escribir “Agonía y Muerte de Epaminondas”, apéndice de su libro “Don Mirócletes”.

 

Después de la muerte de doña Domitila Estrada Saldarriaga, en el año de 1934, la casa siguió siendo habitada por Ana Felisa y Martina Ochoa Estrada, sus hijas solteras.

 

Muerta Ana Felisa, en el año 1963, los comuneros del inmueble lo vendieron, el comprador cedió al municipio la faja requerida para la apertura de la carrera 39, y en el terreno restante, con frente a la nueva vía, construyó locales comerciales.

 

Hoy, cuando existe un mejor criterio conservacionista del patrimonio histórico y arquitectónico de las ciudades, la casa quizás sería conservada para destinarla a fines culturales.

 

 

Concepción Ochoa Estrada.- Del matrimonio de Concepción Ochoa Estrada y José Vicente González Arango, nacieron 21 hijos, a saber: Luis Enrique, José Vicente, Antonio, Julio, Pablo, Gustavo, Luis Enrique, Bernardo, Lucila, Matilde, Rita Concepción, Gustavo, Julio, Mario, Cristina, Jaime, Gabriel, Carlos, Tulia, Eugenia y Lucía.

 

Ellos aparecen brevemente reseñados en mi trabajo “GENEALOGÍA DE JOSÉ VICENTE GONZÁLEZ ARANGO.

 

Concepción Ochoa Estrada estudió en el Colegio de la Presentación, de Envigado, y se casó cuando tenía 16 años de edad.

 

Fotografías tomadas por la época de su matrimonio la muestran como una mujer excepcionalmente bella.

 

Fue una gran señora, cuya presencia imponía respeto. Era de carácter serio pero amable. Se distinguió por lo parejo de su trato con todas las persona. Mantuvo una gran devoción por su esposo y por sus hijos y se preocupó por dar a éstos una esmerada educación.

 

Fue muy aficionada a la lectura. Inclusive, leía obras en Francés, lengua que siguió estudiando tras su salida del colegio.

 

Poseyó en alto grado el don de consejo y tuvo siempre una gran confianza en la Divina Providencia.

 

Enviudó el 22 de abril de 1931 y falleció en Medellín, el 6 de septiembre de 1945.

 

 

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